Estados Unidos llevó a cabo una operación militar sorpresa en Irán, atacando tres instalaciones nucleares en un bombardeo histórico conocido como ‘Martillo de Medianoche’. La misión, que involucró siete bombarderos B-2 y más de 125 aeronaves en total, fue descrita como un «éxito aplastante» por las autoridades estadounidenses. Los objetivos de la operación incluyeron las instalaciones nucleares de Natanz, Isfahán y Fordow, donde se utilizaron bombas de alta penetración por primera vez en combate. La planificación del ataque se desarrolló de manera discreta durante meses, incluso mientras se mantenían conversaciones diplomáticas con Teherán.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el general Dan Caine destacaron que el ataque fue diseñado para ser quirúrgico, evitando bajas entre civiles y tropas, y centrado en neutralizar la amenaza que representa el programa nuclear iraní. La operación fue coordinada por Trump desde la Casa Blanca y se realizó sin que las fuerzas iraníes pudieran responder. A través de un mensaje a la nación, el presidente estadounidense instó a Irán a elegir entre «la paz o una tragedia». Sin embargo, Trump se enfrenta a un creciente descontento dentro de su propio partido en relación con el intervencionismo militar.
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